Hoy hice mi primer capuchino, en la idea de poder hacer parte de toda la cadena de producción y consumo del café, una parte importante es conocer y experimentar que sucede en cada etapa de la planta a la taza. Hace tiempo había querido hacer un capuchino en una maquina de expreso, algunos miedos y limitaciones había encontrado en el camino, pero finalmente lo hice, y hoy quiero compartir la historia.
Aprender haciendo es una de las maneras de entender como funcionan las cosas a nuestro alrededor, preparar un delicioso café sin duda alguna requiere de la mejor materia prima, pero también de un adecuado procesamiento y preparación. Llegar a experimentar este proceso me llevo un tiempo, pero una serie de eventos me ha llevado finalmente a experimentar otro método de preparación, la maquina de expreso. En diferentes momentos de mi vida he tenido varios métodos de preparación predilectos, de niño recuerdo que en casa se colaba el café en un filtro de tela, luego de varias cafeteras de goteo decidí probar la prensa francesa que aun conservo en la oficina, solo necesitas agua caliente y una buena molienda.
En casa hace un par de días se daño mi cafetera de goteo que compre porque tenia un temporizador para que al despertar el café este listo (debo confesar que no lo use tanto como imagine), así que fue el momento perfecto para pensar en intentar un nuevo método, la maquina de expreso. Uno de los aspectos que me alejaban de este método era el concepto de presión y riesgo que se asocia a su manipulación, mucha prevención tenia frente a este concepto. El otro era la idea de complejidad en su manipulación, palancas perillas, precisión y habilidad que hacían del método algo alejado para hacerlo en casa. Sin embargo como toda vivencia simplemente hay que tomar la decisión de experimentar, así que luego de mirar varias opciones en linea decidí empezar con una maquina sencilla y económica que me permita aprender y entender sin tener un gran costo asociado.
Luego de desempacar la cafetera y preparar la primera tasa entendí que, al igual que los otros procesos del café, son procedimientos sencillos que con el debido cuidado y practica se perfeccionan, no espero hacer corazones y formas para compartir mañana en las redes, pero seguro con el tiempo mejoraré en el método y tal vez luego buscar aprender y profundizar con expertos. Por ahora pude terminar con los imaginarios que tenia, sin duda el vapor caliente y la presión deben ser manejados con cuidado pero haberme tomado el tiempo de leer y practicar con calma facilitó el proceso, la leche si se derramo pero no llore sobre ella y la taza, aunque poco prolija, se sintió real.
Tal vez luego les cuente como he evolucionado y les muestre mas imágenes, por ahora los invito a disfrutar del mejor café, ese que se hace con pasión.